El fraude es un fenómeno ya conocido por los minoristas en todo el mundo, especialmente en las ventas no presenciales. Un ataque no identificado en el tiempo adecuado puede arruinar negocios (y sueños) enteros.
Para combatir el fraude, es necesario mantener siempre en vista que los fraudadores son como empresas en muchos aspectos: buscan rentabilidad, y por lo tanto, están atentos a las “demandas de mercado” (es decir, los ítems de deseo de compradores potenciales) y monitorean sus niveles de inventario; evalúan el riesgo de sus “inversiones”, incluso formando asociaciones para intercambiar mejores prácticas, entre otras iniciativas.
Uno de los segmentos más visados por estafadores es el de viajes, ya que ofrece oportunidades de lucro alto y rápido. Pensando en ello, juntamos cuatro informaciones valiosísimas para entender cómo el fraude en este ámbito se diferencia de las demás.
1- El fraude es menos arriesgado para el defraudador
Cuando el fraude involucra la entrega de un producto, el defraudador se expone de alguna forma, pues necesitará garantizar su recepción, sea con entrega en local a que tenga acceso, sea logrando socios en la cadena de entrega.
Ya en el segmento de viajes, no es necesario cambiar los datos de dirección del comprador, pues la reserva será recibida por e-mail. Como en la mayoría de los casos, el estafador no será el pasajero, se expone menos, no compromete una dirección vinculada a él oa las personas relacionadas con él, ni se presenta personalmente en el lugar de embarque.
Esto también hace la actuación de prevención al fraude más compleja, pues el defraudador necesita alterar menos datos en el registro del usuario. Más aún, es muy común la compra de pasajes auténticos a terceros en ese segmento (padres comprando para hijos, amigos comprando para amigos, etc), con alteración del e-mail de envío de la reserva para que el pasajero tenga los documentos de viaje. Es decir, hay menos evidencias para diferenciar las transacciones auténticas de las transacciones fraudulentas de lo que hay en los pedidos del comercio electrónico tradicional.
2- La “reventa” ocurre antes del fraude
Un estafador del comercio minorista común se centra en productos que son la mejor combinación entre el alto valor y la velocidad de venta, como los teléfonos móviles, por ejemplo. En ese sentido, él necesita tener éxito en el fraude y recibir el producto para poder beneficiarse.
Ya con viajes, la situación se invierte. El defraudador necesita saber el tramo, fecha y hora que va a vender para poder beneficiarse del fraude. Esto a menudo implica primero vender un pasaje y luego realizar el fraude para obtenerla. Es decir, aunque el pasajero sea impedido de embarcar, el estafador ya lucró con la venta.
3- El pasajero no siempre sabe que su paso es fruto de un fraude
Hay informes de anuncios de estafas pasando por agencias de viajes que poseen precios especiales para atraer clientes y, en consecuencia, muchos pasajeros llegan al aeropuerto sin siquiera imaginar que participaron en un fraude. Muchos de ellos, entienden que han pagado a un agente de viajes por sus pasajes y tiene derecho a embarcar.
Esto requiere de las compañías aéreas mucha destreza en la atención al cliente para no causar impactos negativos en su propia imagen. Por otro lado, si bien hecho, ese contacto puede generar importantes inputs sobre el estafador y ayudar en la prevención de nuevos fraudes.
4- Timing es todo. Incluso.
En el comercio minorista común, el estafador puede incluso optar por una entrega expresa, pero el plazo siempre comienza a contar a partir del momento en que la compra fue aprobada, lo que implica la liberación de crédito y la autenticación antifraude. Este tiempo de aprobación suele ser fijo (o con límite fijo), poco impactando en el éxito del fraude.
En la compra de pasajes, la lógica es reversa: el vuelo tiene día y hora para suceder, lo que significa que comprar con mucha anticipación aumenta las probabilidades de que el individuo engañado observe el débito en su tarjeta, reportar el fraude y el paso se cancela.
A pesar de haber beneficiado con el paso, cuanto más tiempo logre mantenerse con éxito, más clientes tendrán sin necesidad de cambiar el anuncio, lugar de “atención”, etc. Vale recordar lo que mencionamos anteriormente: fraudadores funcionan como empresas y buscan por mayor rentabilidad.
Por todas estas características, el fraude en el segmento de viajes necesita atención especial. Dada la atracción del segmento, los estafadores innovan frecuentemente en forma de ataque, encontrando nuevos puntos de fragilidad en todo momento, lo que exige que la solución de prevención al fraude tenga el mismo dinamismo.
Por lo tanto, las soluciones genéricas de prevención tienden a ser menos eficaces, ya que son más lentas en la detección y reacción a los cambios de comportamiento de compra. Es importante utilizar plataformas que apliquen múltiples enfoques en la detección de fraude, englobando diferentes tecnologías e inteligencia que puedan adecuarse al escenario específico de cada cliente, como inteligencia artificial, comportamiento de comportamiento y seguimiento asistido.
Mantener bajos niveles de fraude sin impactar los ingresos, no es tarea fácil, pero la elección de la plataforma adecuada puede traer un equilibrio sano entre esas variables. Vale la pena invertir en la búsqueda del mejor socio para la sostenibilidad de sus negocios y garantizar más tranquilidad en el día a día.
Fuente: Diário do Turismo